Aunque la dirección de un equipo de trabajo remoto es una estrategia que ya implementan desde hace tiempo grandes compañías como Google, fueron los confinamientos durante la pandemia lo que consolidó este esquema de trabajo.
Antes de la emergencia por Covid-19, menos de un 3% de la población mundial trabajaba1 en un esquema de home office, mientras que, durante la pandemia, la cifra ascendió a una cifra entre el 20% y 30%, según datos de la OIT2.
De manera similar, en el México anterior a la contingencia el 34% de los colaboradores1 trabajaba de forma remota, pero durante y después de los confinamientos, la cifra alcanzó el 68%, de acuerdo con estadísticas de Forbes.
Principales desafíos del home office
Un informe de Apollo Technical, encontró que el 62% de los trabajadores1 entre los 22 y 62 años prefería el trabajo remoto o los esquemas híbridos a la presencialidad. Sin embargo, para dar el salto a la adopción definitiva de este esquema (como ha ocurrido en el caso de compañías como PayPal, Amazon, Spotify, Intel o Pinterest) las empresas deben considerar diversos factores:
Errores en la comunicación
Si bien la comunicación presencial no está exenta de ellos, la dificultad es que cuando los problemas relativos a ella ocurren en un entorno virtual, esto refuerza el prejuicio de que las metodologías de trabajo a distancia no funcionan.
Parámetros poco claros en términos de compromiso
Un hecho que llama la atención respecto a las actitudes que los directivos de empresas perciben como falta de compromiso, es que suelen vincularse con la falta de confianza en sus colaboradores, con una comunicación poco asertiva y con jerarquías verticales. Por eso, que una buena manera de promover el compromiso es apostar por la motivación y la fidelización.
Herramientas tecnológicas deficientes
El hecho de que en el mercado existan soluciones tecnológicas para cada necesidad operativa no resuelve en automático el día a día de las organizaciones. En este sentido, para que la adopción sea efectiva y la inversión rentable, es necesario que se elijan los sistemas adecuados para cada tarea y que los colaboradores reciban una correcta capacitación en el manejo de estas herramientas.
Necesidad de repensar el liderazgo
Es posible que un estilo de liderazgo que funcionaba en la presencialidad no ofrezca los mismos resultados en un entorno digital. De ahí la importancia del liderazgo con flexibilidad, que permita a los directivos implementar estrategias distintas en contextos que plantean nuevas necesidades.
Importancia del liderazgo y herramientas útiles para ejercerlo con éxito en estos esquemas
Para enfrentar los desafíos que hemos mencionado, es importante que el liderazgo contemple los siguientes aspectos:
Confianza
Un primer paso es transmitir a los colaboradores la misión, visión y valores de la empresa y llevar a cabo procesos de reclutamiento que permitan identificar personal afín a esta ideología. Posteriormente, es indispensable que se promueva un ambiente de colaboración en el que existan reuniones virtuales breves con un objetivo y una planeación clara.
Transparencia y comunicación
Hay que recordar que el paso a un esquema remoto exige, en muchos casos, un mayor énfasis en los mensajes. Parecería que lo que hacemos es sobrecomunicar cuando agotamos los canales para transmitir lo que se espera del grupo y de cada uno de sus miembros, pero lo cierto es que este refuerzo ayuda a mantener la cohesión del equipo de trabajo y a que no se pierda de vista el objetivo.
Empatía
Saber ponerse en el lugar del otro es fundamental si consideramos, por ejemplo, que habrá colaboradores a quienes les cueste más adaptarse al manejo de nuevas tecnologías y miembros del equipo que alternen el trabajo remoto con el rol de padres de familia o cuidadores de otras personas dependientes.
Orientación a los resultados
En un esquema remoto es inútil y desgastante intentar controlar cada minuto en la jornada laboral de los colaboradores. Lo conveniente es establecer objetivos, fechas de entrega y confiar en la capacidad del equipo para autogestionarse a partir de lo acordado.
Esto no implica que abandones el control, pero sí que es una mejor idea el programar revisiones periódicas para monitorear el avance de los proyectos. De esta manera, los equipos se vuelven constantes sin que sus miembros se sientan presionados.
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